Alfonso XIII nació el 17 de mayo de 1886 en el Palacio Real de Madrid. Como hijo póstumo de Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo-Lorena, su reinado empezó desde su nacimiento; por ello, su madre ejerció como regente hasta 1902. En 1906 se casó con Victoria Eugenia Julia Ena de Battenberg, con la que tuvo seis hijos: Alfonso, Jaime, Beatriz, Cristina, Juan, al que nombró sucesor de los derechos dinásticos, y Gonzalo.
Desde joven, Alfonso fue
educado en la doctrina católica y liberal para ser rey y soldado. En el contexto
del alejamiento entre la España oficial y la España real, los intentos
de regenerar España tras el desastre de 1898 y la constitución
de 1876, el Rey intervenía en asuntos políticos. Además, tuvo que afrontar diversos
problemas como las guerras de Marruecos, el movimiento obrero y el nacionalismo vasco
y catalán.
El
inicio del reinado coincidió con un cambio generacional en los
los partidos dinásticos: el conservador Cánovas fue sustituido
por Antonio Maura y el liberal Sagasta por José Canalejas.
La neutralidad de
España durante la I Guerra Mundial abrió mercados y favoreció
el crecimiento económico y la agitación social.
La crisis de 1917 junto al nacionalismo catalán, el sindicalismo
militar y las huelgas revolucionarias aumentó la descomposición
del régimen político que influyó en el fracaso en 1918
de un gobierno nacional formado por miembros de los dos principales partidos.
El reajuste económico posterior a la Guerra Mundial, los fracasos
militares en Marruecos, las revueltas sociales y los problemas regionales
aumentaron las dificultades internas y la debilidad de los gobiernos, que
fueron incapaces de afrontar la situación.
El golpe militar de Miguel Primo
de Rivera de 1923 fue la solución de fuerza que intentaba solucionar la crisis, con
la aprobación del Rey. En un principio, la dictadura fue bien recibida: en 1925 el desembarco de Alhucemas
terminó con la guerra de Marruecos; se restableció el orden social y se produjo
un desarrollo de las obras públicas. En cambio tras el fracaso de la experiencia
primorriverista, el Rey intentó en 1930 restaurar el orden constitucional,
pero los partidos republicanos, socialistas y el nacionalismo se unieron contra la
monarquía. La victoria electoral de los socialistas y republicanos en las
elecciones municipales del 12 de abril de 1931 hizo que el monarca abandonara
el país, en un intento de evitar una lucha civil, momentáneamente evitada con la proclamación de la II República, el 14
de abril de 1931.
Alfonso
XIII vivió en el exilio diez años, hasta su muerte en 1941,
en Roma, donde vivió sus últimos años de vida. En 1980 sus restos mortales
se trasladaron al Panteón de los Reyes del Monasterio de El Escorial (Madrid).
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